La luz y la obscuridad en nosotros

¿Cómo podemos iluminarnos espiritualmente siendo ya luz?

Sucede que evidentemente es real que nuestra alma está tapada de los egos, de las conductas brutas, de lo grosero, de los malos hábitos. Si así no fuera ¿para qué estamos en este mundo, qué sentido tendría de por sí la vida?

Venimos a aprender la Sabiduría Espiritual verdadera, a liberarnos en la Verdad, a poder ayudar al prójimo a elevar su conciencia, pero es claro que necesitamos elevarnos nosotros, purificarnos nosotros, dejar la mezquindad, la cobardía, los miedos al qué dirán y tantas otras actitudes como el pesimismo, la mala voluntad, la ofensa, la crueldad, la bestialidad heredada de milenios para sobrevivir, y muchas veces sin sentido, otras motivada por la mera codicia, como son las guerras que sin importar la muerte y el sufrir de muchos motiva obtener rédito con la venta de armas.

Somos luz, se dice, es Verdad, pero está tapada.

Somos luz, es Verdad, pero debemos alumbrar desde lo alto, como dijo Cristo, no debajo de la mesa por cobardía.

La pereza nos mantiene atados a la ignorancia, y desde allí no podemos despegar a una vida de mayor calidad.

El entorno nos influye,pero ¿cuánto influimos nosotros al entorno?

¿Nos prendemos de las charlas pesimistas, derrotistas, criticonas que no llevan a parte interesante nueva y buena alguna? Debemos usar con cuidado, cautela y respeto el poder de la palabra para fortificarlo aún más. Cristo dijo que vuestro hablar sea si, si y no no, porque lo que es más de esto del mal procede, ¿y qué hacemos de ello?

¿Esperamos de los demás y luego los juzgamos y dejamos porque están lejos de nuestras expectativas? ¿Y dónde queda aquello que dijo San Francisco de poder buscar más amar que ser amado, dar que recibir, comprender que ser comprendido?

Con más humildad escucharíamos con mente abierta a los Maestros Espirituales y dejaríamos de juzgar y descalificar burlonamente siguiendo en el mismo lugar de ignorancia, dolor y demás.

Finalmente ser devotos a Dios, la Verdad y la Vida debiera ser lo primero, pero ¿qué estamos poniendo de verdad primero en nuestras vidas como nuestro gran interés, amor y tiempo dedicado?

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